Beca de Fotografía

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Beca de fotografía documental

"Esos registros se vuelven documentos expresivos cuando el fotógrafo percibe el potencial estético inherente a lo animado y a lo inanimado, a lo político y a lo sociológico, a lo periodístio y a lo ficcional." - Boris Kossoy, 'Lo efímero y lo perpetuo en la imagen fotográfica'

El documental fotográfico tiene la condición de ser fiel reflejo de la realidad, de lo que sucede en un determinado lugar y época. Esta particularidad notarial ha ejercido como conocimiento del mundo para el espectador que se enfrenta a las imágenes y las vincula a la "verdad" del registro del aparato fotográfico.

Sin embargo, es obvio que esta representación no es exactamente lo real, dado que observamos ese mundo "real" a través de un aparato manejado y, por tanto, condicionado por un autor que nos está enseñando "su" mundo.

En la década de los 50 del pasado siglo, Robert Frank recorrió durante dos años los Estados Unidos con la intención de fotografiar aquel país alejado del estereotipo norteamericano de la época, el célebre 'American way of life' que todos hemos incorporado, con mayor o menor entusiasmo, a nuestro imaginario cultural. El resultado fue un libro imprescindible dentro de la historia de la fotografía: 'Los Americanos', referente imprescindible del documental fotográfico.

Algunas décadas antes, en los años inmediatamente posteriores al crac del 29, Walker Evans sentó las bases del estilo documental con su trabajo para la administración del presidente Franklin D. Roosevelt, dentro del programa conocido como New Deal. Bajo el amparo de la Farm Security Administration (FSA), Evans y otros fotógrafos recorrieron las áreas más afectadas por la Gran Depresión con la intención de documentar las condiciones de vida de la gente.

La evolución del documental fotográfico lo ha llevado por terrenos antes reservados a otras disciplinas artísticas. Ya no es una historia ilustrada, una simple yuxtaposición de imágenes, sino que se convierte en un ensayo cuidadosamente planificado en el que el autor no se limita a levantar acta de la realidad. Su trabajo parte de lo real y se expande hacia lo ficcional; el prisma de la ficción no falsifica ni distorsiona la realidad, sino que le añade una prosa narrativa que enriquece el conjunto y lo dota de personalidad. De aquí nace la inspiración para el proyecto propuesto. Durante un año viajaré por los pueblos señalados de la provincia de Segovia en búsqueda de la identidad de sus habitantes a través de un estilo documental poético y contemplativo.

Claudio Fernández de la Cal