La zona de meseta de la provincia de Segovia está caracterizada por sus amplias llanuras en las que toman protagonismo los terrenos blandos, tales como conglomerados calizos, arenas o arcillas, entre otros.
Estos materiales sirven para diferentes usos, además del constructivo, como por ejemplo, en el macizo de Santa María, concretamente en el municipio de Domingo García, donde encontramos una de las manifestaciones de arte rupestre paleolítico al aire libre más importante de la meseta.
En las tierras de Sepúlveda toman protagonismo las llanuras y páramos asentados sobre terrenos calizos horadados por el río Duratón. Este paisaje, en el que abundan los terrenos de cultivo, ha favorecido a diferentes manifestaciones culturales propias esta comarca. En este sentido, cabe destacar, la abundancia de bodegas subterráneas y lagares que aún hoy siguen en uso. Dentro de este conjunto patrimonial, mencionar también la arquitectura tradicional en la que será ejemplo característico la localidad de Valle de Tabladillo. Las construcciones alternarán el uso de la piedra caliza en la planta inferior con adobe y madera para las plantas superiores.
El control territorial, al igual que sucede en el resto de las comarcas, se basa en la existencia de enclaves destacados que serán puntos de referencia de su entorno inmediato. Ocupados desde la prehistoria reciente, toman protagonismo las localidades de Sepúlveda y Fuentidueña.
El patrimonio religioso medieval de esta comarca es uno de los más ricos de la provincia. Son múltiples los ejemplos de iglesias románicas realizadas en mampostería y sillería caliza, como la de Nuestra Señora de la Asunción de Duratón, así como los recintos monásticos de San Frutos de Duratón o Santa María la Real de Sacramenia.