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El papel de la comunidad

La trata de personas con fines de explotación sexual es un delito, una grave violación de los derechos humanos y una de las formas más brutales de violencia machista. Su existencia es incompatible con la pretensión de construir comunidades igualitarias y avanzadas. 

Acompañar activamente a la infancia y adolescencia en su proceso de desarrollo, requiere conocer las problemáticas que les afectan para afrontarlas. Es urgente superar las reticencias y déficits de la población adulta en educación sexual y educación digital para ejercer una labor preventiva eficaz y así facilitar a la juventud el ejercicio de sus derechos y el desarrollo equilibrado que permita tener una adultez plena con libertad y responsabilidad. Es necesario para ello abandonar posiciones adultocentristas y acercarse a estos temas desde la necesidad de aprendizaje y reciclaje, que facilite la relación de ayuda a la infancia y adolescencia desde la honestidad, empatía, confianza y la seguridad. De los distintos agentes sociales depende que la juventud sea verdaderamente nativa digital, y no huérfanos digitales.

La falta de educación afectivo sexual deja en manos del universo digital, especialmente las redes sociales, una parte básica del desarrollo de la juventud; la socialización que necesitan chicas y chicos para relacionarse de forma positiva, lo que compromete el desarrollo integral de la juventud. 

Erradicar las violencias contra las mujeres es una tarea comunitaria, requiere la implicación de agentes sociales, docentes y familias. La información y sensibilización sobre las distintas problemáticas, la educación igualitaria y la educación afectivo sexual permite el desarrollo integral de la juventud, previene la violencia y contribuye a construir una sociedad justa, avanzada, garantista de los derechos humanos.

Eduquemos la mirada. Actuemos. Construyamos Igualdad.

Actualizado: 19/11/2025