Sin demanda no hay trata
La trata de personas con fines de explotación sexual es un delito, una grave violación de los derechos humanos y una de las formas más brutales de violencia machista. Su existencia es incompatible con la pretensión de construir comunidades igualitarias y avanzadas.
La trata de explotación sexual de mujeres y niñas se sustenta por la existencia de lo que se llama industria del sexo, de la que forma parte la prostitución y la pornografía. Este triángulo se necesita para seguir existiendo. La normalización de la existencia de prostitución contribuye a la perpetuación de la desigualdad de género, promueve la mercantilización del cuerpo humano y la trata, favorece la aceptación social del consumo sexual como entretenimiento masculino y consigue la invisibilización de la explotación sexual. Es fundamental conocer la problemática para poder tener una postura crítica sobre lo que supone el sexo de pago.
La aparición y desarrollo de la IA y las TRICO (Tecnologías de la Relación, la Información, la Comunicación y el Ocio) han hecho posible nuevas formas de explotación sexual que incluso cuesta identificar como tales ya que están disfrazadas de un discurso de libertad y empoderamiento. Es fundamental conocer estas herramientas digitales y “decodificar” la narrativa que ocultan intereses económicos a través de la explotación sexual para poder entender la problemática, con el objetivo de ejercer una eficaz labor preventiva en la población de sus graves consecuencias.
Erradicar las violencias contra las mujeres es una tarea comunitaria, requiere la implicación de agentes sociales, docentes y familias. La información y sensibilización sobre las distintas problemáticas, la educación igualitaria y la educación afectivo sexual permite el desarrollo integral de la juventud, previene la violencia y contribuye a construir una sociedad justa, avanzada, garantista de los derechos humanos.
Eduquemos la mirada. Actuemos. Construyamos Igualdad.

