En el margen derecho de la imagen, queda abierto, de forma interrumpida, el canal de la cacera que entraba en el pueblo al aire libre hasta que fue entubada, ya en el siglo XX. La cacera articulaba la vida de los vecinos de San Cristóbal pues, como en todo asentamiento, la presencia del agua es fundamental. En ella se ha “enfrescado” la leche, se han lavado las verduras, se ha hecho matanza y generaciones de niños y niñas del pueblo han jugado, y siguen haciéndolo, con la corriente de agua que lleva el canal.
(más información, libro “San Cristóbal de Segovia: Mis recuerdos”, pgs. 72-83, Biblioteca Municipal)