DESTRUCCIÓN DE LA IGLESIA ROMÁNICA Y CONSTRUCCIÓN DE LA NUEVA
El 21 de diciembre de 1959, se comenzó a desmontar la antigua iglesia románica (actual cementerio municipal) y se trasladó piedra a piedra para erigir un nuevo edificio, el que apreciamos en la imagen, inaugurándose un 16 de septiembre de 1962 bajo la advocación de Nuestra Señora del Rosario. Hubo elementos de la antigua iglesia que se incluyeron en el nuevo templo como, los capiteles de la zona del altar y las ventanas de medio punto, así como numerosos bienes inmuebles tales como retablos, la pila bautismal, el púlpito y las tallas de la Virgen del Rosario, del siglo XVI, y el Santo Cristo de los Afligidos, del siglo XVIII.
Durante meses, se arrastraron toneladas de piedra desde la iglesia románica hasta el nuevo emplazamiento. Para ello se usaron carros y vacas que sirvieron para el acarreo de los bloques de piedra. Para no entorpecerse, se realizó un doble recorrido, de tal manera que los carros bajaban vacíos por el Camino de la Iglesia mientras que los que estaban cargados subían por el Camino de Espirdo.
Una sorpresa que deparó la demolición de la antigua iglesia fue la aparición, en la pared lateral del norte, de dos frescos del santo San Cristóbal, uno románico (supuestamente del siglo XIII) y otro superpuesto (del siglo XVI). Fueron extraídos por Francisco Javier Villanueva pero en un estado muy deteriorado. Despues de varios intentos, no fue hasta el año 2015 cuando Sara Martín de Andrés y Beatriz Rubio Velasco, de la empresa ConservarArte, empezaron a reconstruirlas. A día de hoy se ubican en la pared norte de la actual iglesia.
Cuando se trasladaron las piedras y los bienes muebles que hoy apreciamos en la nueva iglesia, hubo elementos como las pinturas, el púlpito o la pila bautismal que estuvieron mucho tiempo a la intemperie.
El 13 de junio de 1961, festividad del Santo patrón San Antonio de Padua, se colocó la primera piedra de la nueva iglesia, con gran expectación entre los vecinos y con la presencia del entonces obispo de Segovia, don Daniel Llorente de Federico. Desde ese momento, una constructora de Turégano se hizo cargo del levantamiento del edificio.
Se tardó poco más de un año en construirla, inaugurándose el 16 de septiembre de 1962, a las 17:30h, con el nombre de Nuestra Señora del Rosario, siendo bendecida también por el obispo don Daniel y realizándose diferentes actos de celebración.
Hubo elementos de la antigua iglesia que se incluyeron en la construcción de la nueva: se volvieron a recomponer los capiteles y ventanas de medio punto tal y como estaban en la desaparecida iglesia románica, se trasladó el púlpito y la pila bautismal (del siglo XV), el armonium, la pila de agua bendita y otros bienes muebles como el retablo de San Roque con seis pinturas sobre tabla (del siglo XVI), una talla de la Virgen del Rosario (del siglo XVI) y otra del Santo Cristo de los Afligidos (del siglo XVIII) que pertenecía a la Cofradía de Nuestra Señora del Rosario.
También se trasladaron las losas que estaban situadas en el pórtico de la iglesia románica, colocándose en la plazuela de entrada al nuevo templo el 21 de abril de 2006.
De la ermita del pueblo se trasladaron a la nueva iglesia la imagen de San Antonio de Padua (del siglo XVIII) y dos tallas de San José y San Antonio Abad.
DESCRIPCIÓN DE LA NUEVA IGLESIA
Se trata de una iglesia de nave única, con un trascoro dee doble planta a los pies de la nave, un campanario y un atrio adosado en el lado sur.
Tras el Concilio Vaticano II se hicieron algunas modificaciones en la liturgia católica lo que obligó, entre otras cosas, a adelantar la mesa altar de la iglesia ya que desde 1965 el cura oficiaría la misa de cara a los feligreses y no de espaldas como se hacía con anterioridad.
Sin duda, lo más destacado de la iglesia es la decoración, con las piezas traídas de la iglesia románica y la reproducción pictórica realizada del día 3 de junio del año 2006 al 3 de septiembre del 2007 por Elena Yanútolo Crespo, en la bóveda del ábside que intenta recordar la iconográfica propia de una iglesia románica y que fueron inspiradas en las pinturas románicas de otras iglesias, como por ejemplo las de la iglesia de Santa María de Tahull en el valle del Boí, Lérida. Estas pinturas siguen la representación típica románica de virgen entronizada rodeada por la madorla mística con las figuras de los tres Reyes Magos a ambos lados.
También en el 2007 se realizaron unas pinturas sobre tabla en el frontal del altar para crear una sensación de continuidad respecto a las pinturas del ábside. En él se representa la última cena y se abre convirtiendo este frontal en un tríptico: en la parte central se hace referencia a la vida y martirio de San Cristóbal y en los laterales quedan representados los arcángeles San Gabriel y San Miguel.